El desafío de ser una pyme, y la esperanza en el concurso acreedores

En España hace algunos años existe la ley de derecho concursal, también conocida como concurso de acreedores. Esta ley permite a las empresas de todos los tamaños y sectores productivos no verse en la necesidad de quebrar y finalmente perder todo por lo que han trabajado, sobre todo en este que es un periodo de reapertura de muchos negocios luego de los confinamientos. Es por este y otros motivos que muchas empresas han solicitado préstamos, a veces para hacer resurgir la franquicia, y en otras ocasiones para mantenerse a flote hasta que las cosas mejoren.
Sin embargo, y como puede ocurrir a cualquier empresa e incluso a personas naturales, las deudas que surgen a partir de los préstamos y los intereses puede comenzar a ser abrumador, y pronto consumir el negocio. Es en estos momentos que se debe iniciar el proceso del concurso de acreedores. A pesar de que toda empresa tenga la posibilidad de sufrir por ello, las más pequeñas, las pymes, suelen ser las más perjudicadas y también las más vulnerables.

El concurso de acreedores: la última esperanza

Con el transcurrir de los años se ha ido perfeccionando el concurso de acreedores hasta lo que se tiene hoy en día, lo cual incluye la posibilidad de un concurso de tipo acortado. Este beneficio, aunque pueda parecer muy apetecido, ya que permite incluso cancelar deudas, en realidad se trata de una última oportunidad de administrar la empresa con las deudas que se tengan y poder pagarlas en parte o definitivamente exonerarlas con el costo de también liquidar cualquier activo y dar por finalizado el negocio, pero sin acarrear todas las deudas.
Es en este contexto que existe una gran diferencia entre las pequeñas y medianas empresas, con las grandes. Las pymes se encuentran mucho más vulnerables a los embates del panorama económico, nacional, regional y mundial. Debido a que trabajan menos personas, y en muchos casos los trabajadores son los mismos administradores, se vuelve una tarea aún más difícil. De hecho, España es el país con mayor vulnerabilidad para las pymes de Europa, donde el índice nacional llegó al 7,1% durante el 2021. Esta cifra, aunque mucho menor que en años anteriores, da cuenta de la dificultad que tuvieron y todavía tienen para recuperarse de las secuelas del confinamiento.
Se ven confabulados varios factores, pero tienen consecuencias similares: deben endeudarse para mantenerse a flote con su negocio, con la esperanza de que en el futuro toda la inversión pueda ser recuperada. Lamentablemente, la realidad puede ser más dura, y sin redes de apoyo, o sin seguros asociados, las deudas suelen atrapar todo por lo que los dueños de la empresa lucharon.
El concurso de acreedores es, en este sentido, un último salvavidas. Ya que a través del proceso de negociación y re-administración, lo que se busca es que esta pueda seguir su curso, quizás con menos que antes, pero con la certeza de que las deudas están siendo pagadas y serán exoneradas dentro de un plazo de tiempo estimado por el juez.